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EN MOTO POR HOI AN


Algunos dicen que algo seguro en Vietnam son las estafas. Con la suerte de mi lado, puedo decir que algo seguro es ver miles y miles de motos. Son tantas y en todos lados que me atrevería a decir que es lo más característico del país. En Ho Chi Minh City se estima que circulan unos 7 millones de motocicletas para poco más de 8 millones de personas, mientras que en Hanoi conviven unos 6 millones de habitantes con 4 millones de motos.


Lo cierto es que todos queremos vivir la experiencia de andar en moto en Vietnam. Aunque por falta de tiempo, de necesidad o porque resulta prácticamente un suicidio, solo nos atrevimos a rentar una en Hoi An, donde la moto también es una constante pero se parece a algo más normal. Bueno, si, tampoco se respetan los semáforos o cualquier otra regla de tránsito, pero créanme que es mejor.



Por unos pocos dólares alquilamos unas motos en la guest house donde estábamos parando. Con ella recorrimos unos cuantos kilómetros.


Uno de los destinos fue a 20 kilómetros de Hoi An, de camino a Da Nang, donde se encuentran las Marble Mountains, un grupo de 5 montañas de mármol y piedra caliza que, además de su belleza natural y las vistas que se obtienen desde su cima, son una atracción turística de muy bajo costo donde ver cuevas y grutas aprovechadas por budistas para sus santuarios y altares de rezo. Mientras visitábamos el sitio dejamos la moto en un "garage privado" por unas pocas monedas, se trataba del frente de la casa de unas señoras que además vendían refrescos y artesanías en mármol. Toda esa zona está repleta de artesanos y escultores que ofrecen creaciones desde 1 centímetro hasta 2 metros.


También la usábamos de ventilador, para recorrer el centro en las horas de calor (¡las 24 horas!) acelerábamos un poco y nos daba un respiro. A la noche, como hay ciertas zonas donde se restringe el acceso en vehículos, mientras nosotros cruzábamos a pie el puente y nos instalábamos en algún pub por unas horas, las dejábamos a unas cuadras, junto con otras motos. Al parecer no pasa nada, nadie roba motos y es muy común que los extranjeros que se quedan en la guest house lleguen pasados de copas a dormir sin recordar dónde dejaron la moto. Al día siguiente salen a buscarla y la encuentran sana y salva. Pero, tal vez fue solo suerte.

Otro paseo fue a solo 5 kilómetros de nuestro alojamiento hacia la hermosa playa Cua Dai, donde pasamos todo el día en las reposeras de un restaurante, bajo la tan necesaria sombra de unas sombrillas de paja. Mientras tanto, la moto quedaba en un rincón de la gran explanada de hormigón que formaba parte del restaurante.


Al llegar, la dejábamos en el frente del hostel, a veces detrás de un portón o a veces simplemente al aire libre. Lo que nos llevaba a pensar en que no es todo blanco o negro. En un país con los niveles de pobreza de Vietnam y sabiendo los incontables engaños que sufren los turistas cada año, aún puedes dejar tu moto a la mano de dios.

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