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BERLIN LIFE: LA BUROCRACIA Y EL CUCO - PARTE II


Con toda la documentación que traía desde Uruguay, entrar a Alemania no tuvo ninguna complicación, pero ahora venía el papeleo para poder tener un permiso de trabajo y residencia mayor a aquellos tres meses que me aseguraba la visa de reunificación familiar que yo traía.

Empezar a hacer los trámites hubiera sido más sencillo si hubiéramos sabido qué trámites había que hacer o, por lo menos, dónde había que hacerlos. Todas las personas que conocía en Alemania eran ciudadanos europeos o venían con una visa de estudio. Convencida de que las respuestas tenían que estar en internet me recorrí todos los blogs habidos y por haber. Empecé por los blogs en español, pero los latinos coincidían con latinos con ciudadanía europea y los de españoles no me servían porque ya eran europeos, y los blogs en inglés eran en su mayoría de norteamericanos, irlandeses o del Reino Unido que tampoco aplicaban. Al parecer era la única latina con visa de reunificación familiar o, al menos, nadie había escrito sobre un caso igual.


EMPECEMOS POR LO FÁCIL: EL ANMELDUNG

De todos modos, antes de obtener un permiso, lo que seguro sabía era que tenía que hacer el Anmeldung del que todos hablaban. El Anmeldung, documento que te piden para cualquier otro trámite que quieras hacer, sea abrir una cuenta de banco o inscribirte al gimnasio, es un papel que certifica tu domicilio y algunos datos personales, y lo deben tramitar todas las personas que vivan en Alemania, debiendo retramitarlo cada vez que hay un cambio de dirección. Mi plan era ir a tramitarlo e intentar averiguar allí sobre los otros trámites.


Para el Anmeldung es necesario agendarse en el ayuntamiento y llevar una serie de papeles, entre ellos un formulario con los datos del domicilio y firma del propietario. Otra vez, nos estábamos guiando por experiencias de conocidos que habían recibido el formulario completo de parte de las inmobiliarias. Pero no era mi caso, así que necesitaba pedirlo. El casero de nuestro edificio (que actúa por el propietario) no habla inglés y yo no hablo alemán. Con mucha astucia memoricé la frase en alemán para pedirle el formulario.


- Hallo, Ich brauche das Papier für die Anmeldung.


Lo que no tuve en cuenta fue que no iba a entender la respuesta y aunque llevaba el celular con el traductor, no tenía conexión para poder traducir en el momento. Lo que me quedaba clarísimo por sus gestos era que no me iba a dar nada y que tampoco me iba a ayudar. Logré que me escribiera lo que me estaba diciendo, al parecer una sola palabra, pero que nunca pude traducir, no existía. El señor no es alemán, así que calculo que solo lo sabe hablar, pero no escribir. Bien, a pensar en otro plan. La solución fue conseguir el formulario y completarlo con ayuda del traductor. Teniendo en cuenta que había llegado el día de la cita con el ayuntamiento, bien temprano bajé al patio a buscar la firma del bendito señor. Alguien que siempre anda por allí, pero que justo ese día no apareció. Fui y vine decenas de veces y lo esperé, pero no tuve suerte. Así que decidí ir al ayuntamiento y probar, tal vez alguien hablara inglés y pudiera ayudarme. Ya me habían alertado de que los empleados públicos no eran muy simpáticos, que ninguno hablaba inglés y que te destrataban si tú no hablabas alemán. Pero la esperanza es lo último que se pierde.


¿A QUIÉN NO LE EMOCIONA HACER TRÁMITES?


Es mi turno, paso al escritorio y repito como un loro lo que había memorizado para decir "yo no hablo alemán, ¿habla usted inglés?". Un cálido "yes" sale de la boca de un simpático joven. Con una voz inquieta le explico que vengo a tramitar el Anmeldung y sin dejarme continuar me interrumpió con un chistoso "¿y eso te tiene emocionada, ¿verdad?". Boom, todos los cucos sobre los funcionarios públicos alemanes empezaban a desvanecerse. Aún con timidez, pero más aliviada, le cuento sobre la firma del propietario y me adelanto a explicarle que traigo muchos otros papeles. Para mi sorpresa, en mi caso solo basta con la firma de mi esposo (que ya tiene su Anmeldung para el mismo domicilio), y no es necesaria la del propietario. ¡Bingo! Me dio una nueva hora para el día siguiente, llevé el formulario firmado y por fin obtuve mi merecido Anmeldnug. Ya estoy registrada en Berlín, pero aún no puedo trabajar ni quedarme más de tres meses.


El simpático funcionario no pudo ayudarme con información sobre los otros trámites, pero seguí buscando en internet hasta que me topé con una página de ayuda a españoles que también asesoraba a latinos y a hispano parlantes en general. Con una bolsa llena de preguntas y dudas, nos fuimos a la oficina de ayuda, que por cierto se llama "Precaria". Allí me respondieron todas las dudas, pero volvieron a alimentar un poco el cuco de los trámites y los funcionarios. Pero, pasando el limpio, estaba claro lo que tenía que hacer, sacar hora para el Ausländerbehörde (Oficina de Extranjería).


A diferencia de la cita para el ayuntamiento, la agenda para el Ausländerbehörde está un poco desbordada, por lo que cuando buscamos hora en julio de este año no quedaba nada libre hasta enero de 2019 ¿Un poco mucho no?


AHORA SÍ, EL CUCO ES REAL


Para mi tranquilidad, las chicas de Precaria me explicaron que, aunque la visa venciera, si yo ya tenía hora agendada (aunque fuera para dentro de un año) no quedaría ilegal en el país, pero eso implicaba no poder buscar trabajo. Así que me sugirieron seguir intentándolo por si se liberaba un lugar, pero que siempre se demoraba al menos tres meses en encontrar número. Lo otro que me dijeron fue que sin estar registrada en el sistema de salud no podía empezar el trámite.


Conclusión, tengo que registrarme en el sistema de salud y probar en la agenda del Ausländerbehörde a que se libere un número. Teniendo en cuenta que me llevará al menos tres meses.


Registrarme en el sistema de salud es fácil, por no tener trabajo y por tener un esposo ya afiliado yo quedo incluida en forma gratuita en su seguro (igual que el FONASA uruguayo). Se manda un mail con los datos que explica la página web y listo, a esperar que llegue la tarjeta de la TK (el seguro que elegimos nosotros). Mientras tanto, probando agendarme en el Ausländerbehörde a toda hora aparece un lugar disponible para diciembre de este año. Lo reservo inmediatamente pero bastante desmotivada de saber que tengo que esperar cinco meses más. Pero vamos que al menos no es un año.


Ahora entendía por qué todos en internet criticaban los trámites, por qué renegaban con los funcionarios públicos y por qué había tantos chistes sobre la burocracia alemana. Al parecer, aquella buena suerte con el registro del Anmeldung había sido solo eso, suerte. Como si no fuera suficiente, la gente siguió alimentando el cuco, me dijeron que, en vez de esperar a diciembre, podía ir a hacer fila y sacar número personalmente, pero que más o menos tendría que ir a las... ¡dos de la mañana! Y que fuera con alguien que hablara alemán fluido, que lo mejor sería "pagarle a alguien" para que me acompañara, que era muy común aquí. Que algunos acampaban toda la noche y aún así no conseguían número o que los rechazaban.


Realmente no me podía convencer de todo eso, pero a la vista estaba, todos opinaban lo mismo y allí estaba yo en julio con mi hora para fines de diciembre. Pero ¿acaso la esperanza no es lo último que se pierde? Computadora en mano, intento probar suerte con la agenda... "Zacate", una hora para el 20 de julio liberada. Por un momento pensé en no tomarla porque aún me faltaba el registro en el sistema de salud, que me habían explicado en Precaria que sin ello me iban a rechazar. Pero era mi oportunidad, no lo podía dejar pasar y, además, en la lista oficial de los documentos que tenía que presentar no decía nada sobre el seguro de salud.


PUEDES ELEGIR


Sabiendo que a algunos les ha pasado de perderse en los distintos edificios del Ausländerbehörde, unas horas antes de ir estudié bien el mapa y, además, practiqué nuevamente mi alemán para preguntar si hablaban inglés. Con una súper carpeta llena de todos los papeles que tengo, por poco no llevo la jura de la bandera, salimos rumbo a la Oficina de Extranjería, Departamento E 5, Casa C, Piso 3, sala de espera 5.1, número 53492.


- "Hola, ¿habla usted inglés?" Pregunto con un tímido alemán a un señor de tez casi roja y cabello rubio.

- "Hablo inglés, español, alemán, danés, puedes elegir". Dice sonriendo en un perfecto inglés.


Me hubiera gustado filmar nuestras caras, con esa sensación de felicidad en el pecho que te hace sonreír y te da ganas de reírte, pero tienes que disimular. Elegimos español y nos sentamos en su escritorio mientras nos iba pidiendo los documentos a medida que los veía a través de los folios de mi carpeta. Es verdad que nos pidió una carta del trabajo de Nacho y sus recibos de sueldo, aunque no estaban en la lista oficial (que por supuesto los habíamos llevado igual) pero sobre la salud, nada. Lo siguiente que nos preguntó fue cómo se decía "recibo de sueldo" en español.


Luego nos mandó a la sala de espera hasta que tuviera todo procesado. Nuestro número volvió a aparecer en la pantalla para que fuéramos a retirar "lo que sea que fuera". La verdad es que no sabíamos si era una visa por un año, una tarjeta por tres años o qué. Solo sabíamos que el costo según la página era de entre 8 y 28 euros, pero que la chica de la Oficina Precaria había tenido que pagar 80 euros.


Un papelito verde con una de mis peores fotos se transformaba en mi permiso de residencia por los próximos 5 años, a un costo de tan solo 8 euros, ¿una ganga no?


Al día de hoy ya tengo mi Anmeldung, mi tarjeta de salud, mi permiso de residencia y pago el poco respetado "impuesto a la televisión". ¿Habrá sido cuestión de suerte o será que siempre hay que andar esquivando cucos que no existen?

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