Praga es la capital de la República Checa, la llaman la Ciudad de las Cien Torres o la Ciudad Dorada y para los viajeros es uno de los destinos europeos favoritos. No sé si por los buenos precios, la buena y abundante cerveza, las leyendas que de su historia se susurran o la arquitectura de época que te hace sentir en un cuento de hadas.
Luego de mi visita a esta bella ciudad, quisiera compartir más razones para agregarla a tu lista de pendientes.
1. Praga es la ciudad donde se bebe más cerveza per cápita en el mundo. Tanto así que hasta tienen un spa donde en vez de yacuzzis te metes en barriles de cerveza. Se estima que cada persona consume más de 150 litros al año.
2. Si de bebidas hablamos, les presento a la "absenta", un licor verde prohibido en casi toda Europa por provocar fuertes efectos alucinógenos, inventado en Suiza y adorado por la aristocracia francesa. Hoy en día, se ha legalizado con la condición de regular sus ingredientes y por tanto, no causa más que una resaca. En Praga hay bares especializados en este trago donde además venden helados, café y pasteles hechos con la bebida.
3. El Castillo de Praga es el más grande del mundo y a diferencia de lo que podríamos imaginarnos, este castillo medieval es en realidad un conjunto de palacios, jardines y edificios como la famosa Catedral de San Vito. Lo curioso es quién pagó el sistema de iluminación: los Rolling Stones.
4. Todos hemos oido hablar del mal de San Vito, al que suele hacerse referencia cuando alguien es muy inquieto. Visitando la Catedral supe quién había sido Vito y por qué se lo invoca contra enfermedades como epilepsia y convulsiones neurológicas. Se dice que Vito fue un niño martirizado en aceite hirviendo que al momento de ser torturado daba saltos parecidos a los de un epiléptico. Hoy es casi imposible saber qué es lo que realmente sucedió y lo que sólo es leyenda, pero los creyentes lo tienen como protector de estos enfermos.
5. Igual de trágica es la historia del creador de Reloj astronómico que hoy es atracción popular para todos los visitantes. Cuentan que el maestro Hanus que diseñó el mecanismo fue cegado con hierros calientes por los ediles de la ciudad para asegurarse de que no construyera otro igual en otra ciudad del mundo. Como venganza, y con la ayuda de su aprendiz, Hanus introdujo su mano en el reloj, provocando su rotura y, a la vez, su propia muerte.
6. El triste pasado de Praga vuelve a hacerse presente en la historia de todos los judíos que fueron perseguidos y asesinados en manos de los nazis. En el recorrido por la ciudad, una parada obligatoria es el Antiguo Cementerio Judío donde cientos de tumbas yacen apiladas y entreveradas unas con otras.
7. Para los viajeros atentos, otra curiosidad es que existe una tienda de Hugo Boss en pleno barrio judío. Para el que no lo sabe, el señor Boss fue quien diseño y confeccionó los trajes para Hittler y sus seguidores.
8. Si de leyendas se trata, Praga no tiene nada que envidiar, decenas de historias de magia, alquimia y numerología rodean la ciudad. La que más llama mi atención es un museo y laboratorio de alquimia donde ser guardan el supuesto elixir de la eterna juventud y la piedra filosofal, capaz de convertir cualquier metal en oro. Se dice que Kepler era uno de los visitantes más frecuentes.
9. Aunque muchos lo recorren sin saberlo, el famoso Puente de Carlos IV guarda un secreto de astrología, numerología y hasta ingeniería casera. La construcción comenzó en 1357 por orden de Carlos IV y fue realizado con bloques de arenisca reforzando la mezcla con huevos y vino. La piedra fundamental se colocó a una hora exacta determinada por los astrólogos y expertos en numerología, a las 5:31 del 9 de julio de 1357, para que quedara capicúa (135797531).
10. Aunque John Lennon nunca estuvo allí, Praga tiene un muro con su nombre. Luego de su muerte, en el muro apareció un retrato del artista junto a frases desafiantes hacia las autoridades. Y aunque la policía comunista las borraba, volvían a aparecer. Hoy el muro representa un memorial de Lennon y un monumento a la libertad de expresión y a la rebelión pacifista que los jóvenes checos manifestaron contra el régimen autoritario.
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